Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Yahvé el Señor, es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar (Habacub, 3;17-19)
Hay momentos en nuestras vidas donde las nubes oscurecen nuestro panorama,y donde el sol se extingue impavido en el poniente. Ese instante lo estoy viviendo, pues en tantos años de mi vida (casi 40), no recuerdo haber vivenciado una experiencia similar. Basta con decirles que en la empresa donde laboro hace ya 4 años, no nos pagan, desde hace 47 días, y al tener solo una entrada económica importante, la situación se torna insoportable en mi hogar. No obstante, este no es un memorial de agravios, pues al fin y al cabo, nada, excepto orar y tener fe en el Dios Todopoderoso, es todo lo que puedo hacer. Por ello, hoy, navegando en este mar de incertidumbres economicas, siento que estoy en una prueba, no pequeña por cierto, pero con la certeza de que Dios me va a sacar ileso de ella. No se de donde saco tranquilidad, no se que compuertas tengo en mi interior, que refrenan el impetu de mis lagrimas. Solo tengo claro que Dios existe, y que solo sufriendo el hombre aprende. En los mares apacibles cualquiera puede tomar el timonel. Mi refugio es Dios y mi familia, quienes han tenido a bien darme la mano. No les escribo pidiendoles ayuda, les escribo con la firme intención, y sincera por demás, de manifestarles que cuando llegan las pruebas es cuando más cerca estamos de él.
Bendiciones,
Lalin (Eduardo E. Delgado)